27 junio 2011

Enrique Meneses: 15-M

No son pocos los lectores que tengo que querían que me mojase sobre el tema de la insurrección 2.0 que ha estallado en España sin que nadie sepa, de verdad, a qué se refería. Desde el primer momento quise tratar este asunto que es mucho más importante de lo que parece y de menor recorrido del que algunos pontífices se creen.

Hablábamos de una generación ni-ni. yo de la generación nintendo, otros de la del botellón. Estoy dando una serie de charlas en Universidades y los estudiantes revolotean a mi alrededor como si yo, con mis 81 años y mis cánceres, fuese un chaval haciendo bolos con su guitarra eléctrica. ¿Y qué quieren oir de mí?

Pues cosas bien sencillas: que dejen de ansiar un piso y su correspondiente hipoteca que les obliga a echar raíces como si fuesen robles. Su vida queda marcada por el inmovilismo. Que España no es todo el mundo y que ese mundo pertenece a todos los que lo habitamos y debemos protegerlo para dejarlo, como en el caso de los alquileres que recomiendo, en el mejor estado posible. Que la vida es magnífica, que después del chaparrón sale el sol. Qué he vivido muchas crisis (nací la semana del crack del 29) y todas me han parecido fáciles de capear según la mentalidad de cada cual.

Promuevo el espíritu aventurero, el aprender a vencer obstáculos (uno de los grandes placeres de la vida), renunciar al tranquedismo de aceptar una vida vegetativa con un sueldo insuficiente y precario a fin de mes. Dejar que sus padres descansen de nosotros (yo me emancipé a los 18 en vez de los 21 que era la mayoría de edad de entonces), que no abandonen estudios para subir a andamios por mucho que paguen, que respeten más la Formación profesional y menos la titulitis universitaria. Que rechacen a quienes pretenden privilegios por tener una profesión universitaria. Hemos creado un país de albañiles y camareros. Hay que producir mejores técnicos medios con posibilidad de acceder a la universidad desde la FP.

El movimiento de “Democracia real, Ya !”, representa –por fín– un despertar de la juventud harta de partidos políticos que solo utilizan las meninges para ver qué frase ingeniosa pueden lanzar a su adversario. Los programas políticos están vacíos y solo se esbozan para restar votos al adversario. El pueblo español no le importa a nadie que se dedique profesionalmente a la política. Habrá gente honrada pero desaparece ante el tsunami de golfos y golfas, de roba-carteras, de jugadores al gana-o-pierde, arribistas y meapilas. Nada que ver con Egipto o Túnez. Sus juventudes se han quitado de encima unas dictaduras tan duraderas como la de Franco.

Nosotros estamos intentando quitar la modorra que se ha abatido sobre este país. Recordad: “La imaginación al poder”, “Sed razonables, pedid lo imposible”, “Prohibido prohibir”. El Mayo francés con su revuelta de estudiantes, abrió la nueva Era, la “del Reparto” tras la de la abundancia” que periclita.

Zapatero ha cometido errores, no menores que los de Aznar, el anterior gobernante. No hablo del verdadero Bambi que es Mariano Rajoy. La liberación del suelo patrio so pretexto de abaratar la construcción, ha convertido este país en un casino donde se juega descaradamente al Monopoly, con billetes de broma que la gente confundió con los del Banco de España. Un socialista, ante la crisis que ha traído paro y precariedad, debía haber reaccionado enérgicamente nacionalizando algunas empresas (otra vez Rumasa), castigando los bancos por no haber defendido los intereses de sus clientes. No es ser comunista el querer sacar adelante un país como hizo Franklin Roosevelt ofreciendo trabajo en el Tennessee Valley Authority, un gigantesco trabajo estatal para domar el río del mismo nombre y sacar a millones de personas del paro y la hambruna.

Yo no comprendo cómo la derecha española niega la calidad empresarial de quienes rigen lo poco que queda sin privatizar en este país. Por ejemplo, la Organización Nacional de Trasplantes que ocupa el puesto número uno de la especialidad a nivel mundial y sirve de modelo para otros países europeos. La juventud que, mediante las herramientas de Internet han llenado plazas de algunas ciudades españolas, no son antisistema. Están contra la mediocridad de nuestros políticos y sindicalistas, anclados en un siglo que se quedó detrás del Mayo francés, cuando empezó una nueva Era.

Tras la Era de la abundancia –que permite destruir alimentos para mantener los precios mientras mueren de hambre millones de personas en el Tercer Mundo– tiene su fecha de caducidad vencida gracias a Internet que permite que cualquier ser humano esté directamente en contacto con otro de cualquier lugar. Van a desaparecer los intermediarios, incluidos los políticos tradicionales. Faltan gestores. Las nuevas herramientas 2.0 acaban con múltiples trabajos y formas de trabajar. El final del horario fijo sustituido por el trabajo por tareas, el teletrabajo en casa, todo ello permite nuevas profesiones y oficios, más abundantes que los que se jubilan y desaparecen.

Los jóvenes han despertado y reclaman el fin de la golfería de la clase política, han empezado a cortar el cordón umbilical que les mantenía atados a Papa y Mamá y amortiguaba el deseo de buscarse la vida en España o fuera. Oir en televissión a madres quejarse porque su hijo/a tiene que irse a trabajar al extranjero me suena anacrónica en un país donde los que sacaron a España del subdesarrollo fueron los cientos de miles que emigraron por toda Europa y América Latina igual que otros vienen a nuestro país buscando lo mismo: tallarse una vida mejor. La tierra es tan vuestra como España, id sin miedo a buscar trabajo donde lo encontréis. La experiencia es siempre positiva. Mi hija mayor se fue a trabajar a Australia al no encontrar un trabajo satisfactorio en España. Me parece muy bien y Skype suaviza la ausencia física.

A los políticos españoles les diré que la juventud les está dando un aldabonazo de órdago. Les están repudiando. Quieren que se haga lo que el pueblo masivamente demanda y que no es, ni la fórmula ZP ni la que brinda el PP que no es otra que la de David Cameron en Gran Bretaña. Aquí se quejan los funcionarios porque les rebajaron el sueldo un 5%. En el Reino Unido, Camerón echó a la calle 300.000. Y los funcionarios españoles votarán PP para castigar a ZP por haberles reducido su nómina en un 5%. Hay mejores maneras de dispararse un tiro en el pie.

Los jóvenes acampados quieren que se cambie el sistema electoral, que valga lo mismo un voto que otro, que los representantes del pueblo conozcan la circunscripción que les ha de votar, como en el sistema británico. Que priven las listas abiertas, y que cualquiera con una simple imputación, sea impedido de participar en cualquier elección, sea del nivel que sea. Un adecentar urgente de la política es lo que más reclaman los jóvenes que acampan en las principales plazas del país.

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