20 junio 2019

Londres: La exuberante y cosmolita amante del Támesis.


Existe la posibilidad de conocer Londres a partir del Támesis y sus once puentes. Una vez contemplado el perfil que dibujan sus márgenes, debemos adentrarnos en sus parques y arboledas para sentir la halagadora historia de sus edificios.


Pasar de lo fluvial a los jardines, sin olvidarnos del arte que atesoran sus museos (prácticamente, todos son gratuitos) y del pasado imperial  que emanan sus monumentos, supone adentrarse en una ciudad que te mostrará su rostro camaleónico entre brumas, música y leyendas.



Londres adora a todos sus grandes héroes. Y considera tales, tanto a los que como soldados y navegantes (almirantes e incluso piratas, para ellos corsarios, claro) lucharon por su Corona, como a los grandes científicos,  o aquellos que con su pluma o su música enamoraron al mundo. Presume de sus artistas como ninguna otra ciudad. Basta recorrer el llamado Rincón de los Poetas, en la colegiata de Westminter para sentir que nunca olvida a sus célebres escritores.






Londres tiene su propia liturgia, impera solemnidad en Westminster y presenta una coreografía que atrae a medio mundo, comandada por la Reina Isabel II, como Jefe de Estado honorífico de los estados asociados de la Commonwealth. Además, acoge a La City, uno de los centros más importantes del poder financiero.

La dinastía anglosajona se restaura con Eduardo III el Confesor. Su muerte no le permitió consagrar la Abadía de Westminster, que él mismo había mandado construir. Murió el 5 de enero de 1066 en el Palacio de Westminster. No tenía hijos y la lucha por quién debería suceder dio inicio a la invasión normanda de octubre de 1066 y la Batalla de Hastings.
En la contienda pereció Haroldo II de Inglaterra quien había sido coronado rey inmediatamente después de la muerte de Eduardo, venciendo y subiendo al trono  Guillermo I de Normandía.


Si nos fijamos en el color de los puentes de Londres, encontraremos que el Westminster Bridge ( en el extremo occidental se erige el imponente Big Ben, o Torre de Isabel, como regalo por el 60 aniversario de la coronación de la reina , ahora en obras, y en el oriental, la escultura del South Bank Lion), inaugurado en 1862, presenta un color verde al igual que los bancos de la Cámara de los Comunes. En cambio, el Lambeth Bridge, a la izquierda, es rojo, como los asientos de la Cámara de los Lores.

Otro edificio, ya moderno, es el Portcullis House. Coronado por unas chimeneas que recuerdan a las de un barco de comienzos del pasado siglo. Constituye una sede de oficinas de los parlamentarios. 

Las redes sociales sacan partido hasta del Big Ben: existe una cuenta de Twiter, @big_ben_clock, que cada hora presenta un tweet, sin otro texto que el de las campanadas: "bong, bong, bong". El Big Ben, situado a 96 metros de altura, comenzó a repicar en 1859, entonces reinaba Victoria, la tatarabuela de la reina actual. Presenta una ligera inclinación de 0,26 grados, imperceptible si  la comparamos con el ángulo de la torre de Pisa, 3,9 grados.
La Cámara de los Comunes cuenta con  650 miembros, elegidos cada uno, por su distrito electoral. Los Lores, cuyos cargos son vitalicios, y algunos de ellos, hereditarios,  cuentan con obispos de la iglesia de Inglaterra, expolíticos e influyentes empresarios. En la ceremonia de apertura legislativa, la reina se sienta en su trono de la Cámara de los Lores y "pide permiso" para visitar la Cámara de los Comunes.



Es curioso, como los Comunes, al ver llegar a la reina dan un portazo a su emisario (siguiendo una tradición que se remonta a una prohibición de entrar en la Cámara de los Comunes a Carlos I, Rey de los ingleses en la primera mitad del siglo XVII), y así, obligan a golpear la puerta con un bastón que porta el enviado real. Oliver Cromwell, quien gobernó la República inglesa en su corto periodo de existencia y participó en aquel histórico momento, lo pagó con una tortura post mórtem después de que su cuerpo fuese sacado de la tumba de la Abadía de Westminster y su cabeza colocada en un poste durante 25 años en la puerta del Palacio de Westminster. En el siglo XIX se dispuso su estatua en la entrada del Hall of Westminster para representar el poder e independencia de los Comunes en esta histórica monarquía.

Justo detrás del Parlamento se encuentra Parliament Square. Donde podemos ver la estatua de Winston Churchill, junto a otras de influyentes políticos. Es conocida una anécdota que agiganta la leyenda de la niebla londinense y que asegura que la noche del 13 de diciembre de 1946, la niebla de Hyde Park Corner le hizo perderse, camino de su casa (vivió en el 28 de Hyde Park Gate, junto a Kensington Road) y se alojó en el Hotel Hyde Park.




















Otro lugar emblemático de Londres es Trafalgar Square, el verdadero centro de Londres, indicado en una placa que hay detrás de la estatua de Carlos I, a caballo. La plaza está presidida por la columna (1843) del almirante Nelson. Destacan en esta plaza, la National Gallery y la embajada de Canadá.

La National Gallery es una de las mayores pinacotecas del mundo. Es un museo inmenso, laberíntico. Te pierdes con facilidad. Abarca desde el Renacimiento (Boticelli, Rafael, Messina) hasta Picasso. Además, pocos museos  pueden presumir de un Van Eick.

Cada Nochevieja, una multitud de ingleses se reune aquí, junto al gigantesco árbol navideño con que les obsequia Oslo.

Desde esta plaza arranca The Mall, amplísima avenida con farolas que portan los barcos de la flota del almirante Nelson, que desemboca en Buckingham Palace. Si la reina está en el Palacio ondea el estandarte real y si vemos la Unión Jack, se ha ausentado.                                                                  


Ya va siendo hora de buscar más bullicio, así que, nos vamos a la zona de Picadilly Circus. Y disfrutar de la librería más antigua del mundo: Hatchards, 1797, frecuentada por Oscar Wilde, Byron o Kipling.
El nombre de Picadilly proviene de una antigua sastrería donde se confeccionaban esos cuellos de encaje plegados, que usaba la nobleza londinense. En esta plaza, aparte de los murales de neón, encontramos una estatua de Anteros, hermano gemelo de Eros.
 
Cercana está Leicester Square, donde encontramos cines y teatros. También esculturas de Charles Chaplin y Shakespeare. Es la zona de los musicales y obras de teatro.  
Y aportando su exotismo, Chinatown, a un paso de Picadilly. Tiene su esplendor en los meses de enero y febrero, que coinciden con la llegada del año nuevo chino.
El mayor club de jazz de Europa, en el que han actuado, entre otros, Prince o Ella Fitzgerald, es Ronnie Sott´s. 
Si queremos endulzarnos para recargar las pilas, probemos los scones, esos bollos redondos con mermelada y nata. Al parecer son los preferidos de los hobbits del Señor de los Anillos. Mejor uno para dos.

Y nuestro paseo continua hacia Covent Garden. Conocida como " la piazza". No me extraña que paseando por aquí escuchase en un pub un temazo italiano de los 70. Abundan los mimos, magos y otros artistas callejeros. Destaca su "Market", donde no podemos olvidar el puesto de Elisa Doolittle, en My fair lady. Encontraremos numerosas tiendas de artesanía, discos y otros caprichos.



En los aledaños de Covent Garden disfrutamos de librerías que son auténticas joyas, como Any Amount of Books,   en Charing Cross Road, 56 . También está Henry Pordes Books. Una de las más grandes es Foyles, en el 107, que cuenta con 50 kilómetros de estanterías. También Cecil Court, pintoresca calle victoriana, está repleta de librerias antiguas, de mapas, sellos y numismática.

Ahora vamos a dar unas pinceladas sobre el mundo jurídico, encarnado por dos tipos de abogados: los barristers y los solicitors. Para comprender el meollo de la justicia británica, hay saber que los barristers son los que defienden a sus clientes en los juzgados, llevan toga y peluca. Los solicitors, generalmente, trabajan fueran de los juzgados. Todos los barristers deben pertenecer a una Inn of Court, similar a un colegio de abogados en España. Hay cuatro, siendo la sede de la Honourable Society of Lincoln´s, la más sobresaliente. Se estima su fundación en 1422. Las otras tres, son la Middle Temple, Inner Temple y Gray´s Inn,  también están en los alrededores de los Reales Tribunales de Justicia. Se han celebrado casos famosos como el de los padres de Madeleine, en 2008, contra periódicos que publicaron que habían matado a su hija; o el de Elton John, en 2016, desestimada su pretensión de mantener en secreto los tríos que hacía su pareja.

El Great Hall, parece que inspira lo que rodea a Harry Potter. Aquí es donde acontece la ceremonia de admisión de los nuevos barristers. 

Estamos adentrándonos en la City. Fundada por los romanos en el año 46 antes de Cristo, la City conserva todavía las mismas fronteras que en la edad media.Un hormiguero financiero, con una extensión algo más  de 1 milla cuadrada, cuenta con 350.000 empleados que gestionan  este paraíso fiscal al que acuden las mayores fortunas todo el mundo: El negocio que genera la City, es el 12% del PIB británico (en España, el turismo genera en torno al 11% de nuestro PIB). Los empleos que genera son de unos 2,2 millones. Además, sólo en el mercado de divisas gestionan más de 5 billones de dólares, al día. Resumiendo: la tercera parte de los negocios financieros se realizan en este peculiar estado dentro de otro.



El edificio que se ve a continuación es el Holborn Bars, de estilo neogótico victoriano, contruido entre 1885 y 1901, con su fachada de terracota, muestra el inconfundible diseño de Alfred Waterhouse. También autor del Museo de Historia Natural. El origen del nombre proviene de "bars", barreras, debido a que en esta altura de la calle se situaban los controles aduaneros para pasar mercancías a la City.   


También en la City, se encuentra la Catedral de San Pablo. punto más alto de Londres. Reconstruida, tras el gran incendio de 1666, por Cristopher Wren. El interior es un prodigio arquitectónico. Y de caja de resonancia. Por cierto, escuchar el majestuoso órgano, acompañando las voces de la coral, resulta sublime. Puedes disfrutarlo, asistiendo al "service" religioso. A cambio de escuchar la misa en latín, te ahorras unas 17 libras que cuesta la visita.  Se han celebrado los funerales de Churchill, Margaret Thatcher y la boda de Lady Di (hay rumores que afirman que eligió St. Paul´s Cathedral, en lugar de la Abadía de Westminster, para contrariar a la reina. Ya que debía pedir permiso Isabel II al alcalde de la City para la celebración en este lugar).

En este entorno, llama nuestra atención el Gherkin, de Foster. Un edificio de 2003, con forma de pepino o supositorio gigante. Junto con  el London Eye, esa noria de 32 cabinas (falta la número 13 porque los británicos son muy supersticiosos), una por cada distrito londinense, que se inauguró el 31 de diciembre de 1999 y que es la mayor de Europa; y la Tate Modern

El Londres más inquietante y siniestro está próximo: es el London Dungeon.Con las historias de Jack el Destripador o Sweeney Todd, habrá sustos a raudales. También contemplaremos una réplica del teatro de Shakespeare, es la fachada del Shakespeare Globe.  Otro de los mercados de comida más antiguo de Londres es el Borough Market. Una maravilla gastronómica, con desgustaciones gratuitas de pescado, marisco, embutidos o tartas, que nos asombrará. Al igual, que ese rascacielos de cristal, The Shard, con forma de pirámide acristalada, que construyó en 2013 Renzo Piano, y que, con 310 metros,  ostenta el récord de altura en Europa. 















The Tower Bridge o Puente de la Torre, con sus dos torres de aspecto gótico, aunque datan de 1894, es una de las imágenes más emblemáticas e impactantes de la ciudad.  Con su color azul celeste, este puente levadizo, con motor hidráulico, abre su pasarela más de 1000 veces al año. Atracado en esta zona del Támesis está el HMS Belfast, antiguo acorazado, ahora museo.
 La Torre de Londres, construida por Guillermo el Conquistador, en 1066, con el objetivo de que los normandos dominasen Londres. Posteriormente, fue el siniestro recinto de tortura y decapitaciones. Ana Bolena y Catalina Howard, esposas de Enrique VIII, son dos de las más conocidas víctimas. 
Aquí, se custodian las joyas de la Corona. Protagonistas de este lugar son los Beefeaters, alabarderos que guardan la Torre y los seis cuervos alicortados,  para que no se cumpla el augurio que anuncia el fin de la monarquía si estos negros huéspedes se marchasen. 


Otro famoso mercado, popular por la película Notting Hill, es el Portobello Road. Hay numerosos puestos  de comida y toda clase de tiendas de antiguedades, destacando Alice´s. Acklan Village, es un espacio cubierto. 
Otro icono, de la música moderna son los estudios de Abbey Road, donde los Beatles sacaron su undécimo álbum en 1969 (en aquel verano el hombre pisaba la Luna). Gran parte de la crítica opina que es el más elaborado de todos sus trabajos. Se incluyen temas como éste: Something.
 
Y por supuesto, lo más genuíno es el Royal Albert Hall, que acoge los mejores conciertos de pop, clásica, ballet y ópera.  



Si nos trasladamos a la parte occidental, y en metro, The Tube, Underground, nos dirigimos hasta la estación de South Kensington, contemplaremos esa magnífica fachada victoriana, con ladrillos rojizos  y tonalidades azules, que alberga el Museo de Historia Natural. Es un tesoro de la naturaleza. Podemos sorprendernos con los 25 metros del esqueleto de una ballena azul, izados a modo de barco surcando la gran sala. También con el centenar de paneles del techo, con diversidad de plantas; y con esos 78 monos de piedra trepando por los arcos. El Museo de Historia Natural de Londres está ubicado en Knightbridge junto al Victoria & Albert Hall, otro de los grandes museos del mundo. 

Hyde Park, con más de 142 hectáreas es uno de los parques más grandes de Londres. Su atracción principal es el lago Serpentine. La entrada (esquina sudeste) de Apsley, 1825, es majestuosa; y junto con la de Queen Elisabeth, inaugurada con motivo del 90 cumpleaños de la reina madre, constituyen parajes pictóricos. En el extremo noreste, está Speaker´s Corner, donde oradores como Karl Marx, Lenin u Orwell, se han dirigido a las masas. Ahora, los discursos, suenan  menos trascendentes.  En verano es un lugar de conciertos y en invierno se instala una pista de hielo.

Virgina Woolf, dijo que "No hay nada más grande que caminar sola por Londres". Pues ahora,  le llevaremos la contraria y pasearemos por Oxford Street, que va desde Marble Arch, hasta Tottenham Court Road. Es la zona más comercial, donde en Navidad se instalan luces y adornos  con brillo avasallador, dudo que la niebla pueda difuminarlos.

En Bond Street, se ubica la casa de subastas Sotheby,s, desde 1744. Hace pocos años, una escultura de Giacometi (L´homme qui marche), alcanzó el record de 65 millones de libras.

En The Royal Academy of Arts, edificio de 1664, se halla Taddei Tondo, única escultura de Miguel Ángel, en el Reino Unido.

The British Museum, nos permite sumergirnos en una gigantesta biblioteca de la historía. Su fachada cuenta con 44 columnas, que empequeñecen al visitante. Tesoros como los del Antiguo Egipto, la piedra de Rosseta (año 196 a.C) y los Frisos de Partenón. engrandecen el asombro de cualquiera que recorre esta inmensidad.  Sólo en el magnífico Museo de Pérgamo, de Berlín, me he sentido tan maravillado por el arte de hace más de dos milenios.

The British Library, es la biblioteca nacional más grande del mundo. Su fachada de color salmón , su torre de cristal y la estatua de Isaac Newton, invitan a conocer su inmensa colección. Sus sótanos ocupan el espacio equivalente a un edificio de ocho plantas.

Tras la historia y el saber nos perdemos en el ambiente bohemio de Camden Lock Market. La música en directo o la de la mítica discoteca KOKO,  con invitados como Charles Chaplin, Coldplay, Lady Gaga o Madonna nos entusiasmará. En este laberinto de pubs, podemos entrar en un ambiente de los años veinte: BYOC. Podremos llevar nuestra propia botella y los camareros nos preparan un cóctel.

Final de viaje: Otro símbolo magnetizado por el cine y la literatura aparece en King´s Cross Station. Su arquitectura,  de 1852,  y su andén 9 y 3/4 que te lleva a Hogwarts, nos hace regresar de un viaje frenético e inolvidable.

Pero, como escribió David Bailey, "si eres curioso, Londres es un sitio increíble".         


  

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