08 diciembre 2011

Luna amarga

Siempre se suele recordar que la luna es una mentirosa.
Y se dice que para comprobar si su fase es creciente o
menguante. Cuando la vemos como una "C" empieza a
"decrecer" y cuando parace una "D" entonces es creciente.

La película "Lunas de Hiel" de Roman Polansky me
impresionó por ver como fluye una relación amorosa
hasta estallar por la degradación de los sentimientos.
Presenta el nacimiento de una pasión amorosa, y como no
podía ser más cinematográfico, surge en París. Con una
maravillosa vista de la Sainte-Chapelle , que se encuentra
en la Ile de la Cité en el centro de París, y que constituye
una joya gótica cuyas magníficas vidrieras engrandecen su
reducida dimensión.




Sólo dejo aguí unas escenas del comienzo, el resto de
la película, con generosas dosis de morbo,
hay que disfrutarlo con mayor intimidad.

Esta película, de 1992, significó para mí una gran enseñanza,
algo así,como un semáforo que parapadea en ámbar. Una prueba
de la existencia de turbulencias en las relaciones de pareja.
Tentaciones que siempre están balanceando nuestras vidas.
Tal vez, simulando el canto de las sirenas para hacer naufragar
la nave del amor. De todas formas, la considero muy recomendable.

La próxima película de Polansky es True Crime, que se basa
en hechos reales y donde vuelve a bucear en el abismo de nuestra
alma.

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