Cuento. EL HOMENAJE
“El amor es una palabra, un
pedacito de utopía”, era la frase que acaba de aparecer en su whatsapp, Miró en
el chat quién lo enviaba, pero solo aparecía una foto de una playa y el nombre
de Mario.
A primera vista, no recordaba a
nadie con ese nombre. Revisó su lista de contactos, mientras intentaba recordar
si pudiese tratarse de un algún antiguo compañero del colegio. Temía que fuese
una broma o incluso un posible intento de fraude, que se ejecutase al responder. Inmediatamente pensó
que una búsqueda en internet, con esa frase, tal vez, le proporcionaría alguna
pista. Los resultados, que aparecían
como un reflejo instintivo, arrojaban Mario Benedetti. Y claro, al abrir el enlace divulgativo sobre el
escritor uruguayo, supo de su inmensa capacidad poética, así como, de su magia
para narrar cuentos.
En ese instante, su teléfono
comenzó a vibrar. La llamada era de su amiga Raquel.
-
Hola, lucecita,
dijo, y
continuó con su habitual simpatía.
¿Qué te parece si el “finde” nos vamos a la playa? Son dos horas de
viaje, nada más.
-
Ah, me parece genial.
Me apetece. ¿Se apunta alguien más? Creo que
Daniel también está deseando. además, le encanta conducir.
-
Sí, ya se lo he dicho,
y por supuesto, que nos lleva a ti, a mí y a Gloría, que es quien ha tenido la
idea. Ya sabes que sus padres tienen un apartamento en Tossa y nos invita.
-
Estupendo, pues nada,
nos vamos a disfrutar de la playa… Oye, Raquel, por cierto: ¿recuerdas algún
chico del cole que se llamase Mario?
-
Uhm, creo que no, ¿qué
pasa?
-
Nada, es que he
recibido un mensaje de un tal Mario. Debe ser una equivocación o un enlace para
que pinche y se llene de virus el móvil.
-
Ya, y el mensaje, ¿qué
dice?
-
Pues algo sobre que el
amor es una utopía. Lo he buscado en internet y es una frase de un poema de
Mario Benedetti.
-
¿Cooomoooo? ¡Toooma
yaa! Pero eso es muy fuerte. Eso es un misterio de Iker Jiménez.
-
¿Cómo dices, Raquel?
Siempre con tus bromas… respondí mientras escuchaba una risa nerviosa de mi
amiga.
-
Pues porque me encanta
Benedetti. Tanto que suelo proponerlo como lectura a mis alumnos y sé que
parece una extraña coincidencia que recibas ese mensaje. Pero, es que ese
genial uruguayo estuvo casado y su musa, a la que idolatraba, fue su esposa.
Murió un poco antes que él y se llamaba como tú: LUZ. Se me quedó grabado su
nombre. Recuerdo que cuando se casó con ella dijo “que casarse con alguien que
lleva la luz y la alegría en su nombre parece una buena inversión”. Su mujer se llamaba LUZ LOPEZ ALEGRÍA.
Luz, le suplicó que por favor
viniese rápido a su casa, temía que el mensaje fuese algo más que una broma.
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